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Educación Total: decálogo para mejorar y potenciar la educación

 

(Por Carlos E. BiscayCEO de e-ABC Learning) William Edwards Deming, considerado padre de la calidad, definió una serie de puntos que fueron la base para la transformación de la industria americana. Luego los exportó a Japón, provocando la revolución industrial automotriz. Tomándolos como fuente y base para este análisis, se presenta una adaptación de los mismos al mundo educativo. El objetivo: provocar reflexiones que permitan perfeccionar, optimizar y fortalecer la educación.

 

Podría definirse como educación total a la adaptación de los principios de Calidad Total al ámbito de la Empresa Educativa, aplicable tanto al ámbito público como el privado.

 

No es una transcripción lisa y llana de los términos, pues esto acabaría por desposeer a la educación de sus más altos valores. Así, el alumno no puede ser visto como cliente o consumidor, ni a la educación como un servicio, cuando es un derecho. Hablar de clientes o servicio en la educación no es adecuado para la realidad educativa, donde tanto sus metas como  sus métodos son de raíces y concreciones espirituales, es decir de naturaleza incomparablemente superior a las del comercio.

 

En Educación Total, es toda la escuela la que educa, tanto el personal docente, como el no docente, los directivos y administrativos, padres y madres de los alumnos, y los mismos alumnos entre sí. Se educa en lo pedagógico, en lo académico, en lo administrativo y en lo social, que es perfectamente coherente con el deseo de lo que se llama Comunidad Educativa.

 

Nadie esta exceptuado de esta obligación educativa en una institución académica, ni el representante legal, ni el contador, ni el ordenanza. Todos educan, y educan con la palabra y el ejemplo. Ya decía Don Bosco que \”la elección de un buen portero es un tesoro para una casa de estudios\”. Nada irrita tanto a los jóvenes como la incoherencia, la falsedad y la hipocresía. Sino, escuchemos sus críticas cuando se preguntan con razón de cómo es  posible que el colegio les enseñe tal o cual materia de contabilidad, administración o principios, que no cumplen para sí.

 

El concepto de Educación Total, además, quiere decir excelencia. Es decir, mejorar y siempre mejorar: proceso  y meta, cualitativa y cuantitativamente.

 

En lo que se refiere a lo cuantitativo, no solo es útil, sino necesario el empleo cotidiano de herramientas estadísticas sencillas, que permitan la descripción y control de la situación real del colegio: cuál es  el grado de deserción, promedio de horas libres, planificaciones,  detectar preferencias de los alumnos, etc. etc.

 

Educación Total es respeto, comunicación y trabajo en equipo. Sin trabajo en equipo no hay tarea interdisciplinaria ni posibilidad de ninguna mejora, no hay comunicación y se pierde el respeto.

 

Educación Total es integrar los recursos tecnológicos como medios, adaptados a las estrategias y fines pedagógicos. Pero no solo implementarlos, sino también viralizarlos, capacitando a toda la comunidad educativa en su uso, y comprometiéndolos en pos de lograr un objetivo educativo.

 

Ningún plan de estudios, por mejor que sea, puede resolver los problemas de base que hoy -en líneas generales- afectan a la educación y que por lo tanto hacen inviable la  realización de proyectos educativos de real envergadura. Esta responsabilidad no es atribuible a los docentes sino a la dirección y al sistema por ella sustentado, por lo menos en un 85% al decir del Dr. Edwards Deming, considerado padre de la calidad y autor de la revolución industrial automotriz japonesa

 

El asunto es constatar si los responsables de la educación de las instituciones educativas están decididos a reconocer los errores y cambiar. Cambiar el pensamiento del corto plazo, por privilegiar la calidad en el tiempo.

 

Japón es un ejemplo de la aplicación de estos métodos no generados en Oriente, sino en Occidente, pero que los occidentales nos resistimos a emprender.

 

Veamos algunos principios que nos permitirán alcanzar la Educación Total.

 

10 puntos básicos para mejorar y potenciar la educación

 

Edwards Deming, considerado padre de la calidad y autor de la revolución industrial automotriz japonesa (el llamado milagro japonés de las empresas automotrices), definió una serie de puntos, que fueron la base para la transformación de la industria americana, que luego exportó a Japón. Tomándolas como fuente y base para este análisis, los hemos adaptado al mundo educativo, con el objetivo de provocar reflexiones que permitan mejorar y potenciar la educación.

 

  1. Ser constantes en el principio de educar y mejorar la educación.

La empresa educativa privada, favorecida por el desmoronamiento de la educación oficial en muchos países, ha privilegiado -en  general- las utilidades a corto plazo, en  lugar de privilegiar su fin esencial, que es educar.

El fin de las instituciones educativas, sean públicas o privadas, es esencialmente servir a la sociedad, a la Nación, a la región y al mundo, educando. Para instrumentar y lograr ese fin, necesita recursos económicos (entre otros recursos). La empresa educativa tiende a confundir la verdadera meta con los medios para alcanzarla.

Los directivos de una institución educativa son quienes pueden y deben iniciar estos  cambios. Y me atrevo a decir que si estos cambios de fondo no se inician a la brevedad, nos acercaremos rápidamente a una situación de colapso educativo. Lo que estamos viendo hoy es solo las primeras manifestaciones de un fenómeno que arrastrara necesariamente a la región y sus naciones, a una de las peores   esclavitudes: la ignorancia.

 

  1. Lo esencial de un establecimiento educativo son sus docentes

El claustro docente es lo más noble de un establecimiento educativo; es su ser vital e indispensable en el proceso de enseñanza-aprendizaje, y por lo tanto, la medida de su real  crecimiento, prestigio e integridad.

De la adecuada selección, dirección y aprovechamiento de los mismos depende la suerte de la educación. Favorecer, fomentar y subsidiar su capacitación y el perfeccionamiento profesional y humano, no es una actividad optativa, es una obligación permanente  de las instituciones. Hoy en día, a la gente se la considera  como si fuera una mercancía que se usa cuando se la necesita, y si no se la necesita, se la devuelve al mercado.

Los docentes son los protagonistas de la mística institucional, y no solo basta compensarlos económicamente -lo que hoy es una urgencia-. Dispensarles buen trato, aprecio y atención a su persona, son acciones aún más importantes.

Es necesario entonces, un sistema que fomente una atmósfera  de receptividad y reconocimiento, lo que resulta más conveniente que aquel modelo que mide la gente solo por lo que produce.

 

  1. Desterrar el Temor

Si nadie puede desconocer el daño moral que se infringe a las personas con la autoridad del miedo, el daño económico que este estado de ánimo provoca es aterrador. \”Mejor no hables… no  vaya a ser que termines afuera…\”, alguna vez quizá  hayamos  escuchado…

Miedo de preguntar para mejorar nuestro trabajo. Miedo de señalar los problemas por temor a represalias. Siendo que en tan pocas oportunidades se hace algo para corregir los problemas, que no existe incentivo para ponerlos al descubierto. Miedo a  proponer ideas. Miedo a perder el trabajo, a que le bajen el sueldo, a perder un ascenso.

Miedo a la reacción de los superiores que se puedan sentir ‘tocados’ por mis preguntas. Miedo a hablar, a pensar. Entonces, mejor que todo siga igual, hay que preservar el \”statu quo\”.

Para lograr mejor calidad y productividad, el Dr. Edward Deming (como decíamos, reconocido como padre de la calidad y autor de la revolución industrial automotriz japonesa) consideraba preciso que la gente se sintiera segura. Esta palabra, de origen latino viene de \”sine\”, que quiere decir \”sin\”, y \”gura\”, que viene de cura, y significa \”temor\” o \”cuidado\”. Seguro  significa \”sin temor\”, no tener miedo a expresar ideas, no tener  miedo de hacer preguntas\” (Quality p.33).

Desterrar el temor es desterrar el gobierno del miedo e instaurar la dirección por el consenso. Mandar quiere decir \”dar la mano\” y no la espalda. Si hemos sabido elegir nuestros \” colaboradores\”, ¿por qué no trabajar con ellos, en vez de en lugar de ellos?. Con frecuencia se suele escuchar \”esta gente no sabe nada\”, \”no funciona\”, ¡no es acaso responsable de que esto no sea así la misma, y en todo caso la que \”no sabe nada\”, pueda ser la misma área directiva, al no poder lograr que otros hagan, siendo este es su verdadero trabajo?

Lograr consenso -sentir en común- es más lento, pero implica caminar por sí mismo y reconocer un camino y una meta como  propia. Los objetivos se alcanzan más genuinamente y las raíces penetran más allá de la inteligencia y la voluntad de la  autoridad.

 

  1. Derribar las barreras que haya entre áreas y departamentos, y entre el sector administrativo y el académico.

La poca o ninguna reacción que existe entre las materias, constituye una de las barreras más significativas de la educación. Esta barrera disminuye las motivaciones de los alumnos al estudio y aumenta la insatisfacción.

Este aislamiento de los conocimientos entre sí, se suma al enciclopedismo característico de nuestra educación, y el resultado no puede ser alentador. Las relaciones no solo están fragmentadas a nivel de asignaturas, lo están a nivel de evaluación, exigencia, e integración a un perfil del egresado, que en los hechos no es tomado como punto de referencia, etc.

Otro aspecto habitualmente separado, e incluso enfrentado, es el conflicto entre el área administrativa de la institución y el área académica.

Si el objetivo de un establecimiento educativo, es la educación, el aparato administrativo debe estar al servicio de la gestión académica, y ambos –armoniosamente- al servicio del alumno.

Otra de la barreras que se levantan y no precisamente por falta de recursos humanos y económicos, es la de delegar en alguna empresa la conducción pedagógica y administrativa de algún departamento o área académica del colegio. Estas compañías proveen profesores, planes de estudio, inclusive tecnología  educativa.  Esto es frecuente hoy en el área de computación. Las  áreas académicas son en principio indelegables, y esto no es solo una formalidad. La solución planteada, en los hechos ni favorece  la creatividad, ni mejora la educación, y menos contribuye a  mejorar las interrelaciones. Si ese esfuerzo económico necesario para mantener esa estructura fuera invertida en el propio colegio, para generar su propio plan, para mejorar su tecnología educativa  y para incrementar los sueldos de todo su personal, no creo que  pasaría demasiado tiempo, para que los beneficios del aumento de calidad se reflejen en las cuentas, sin el temor de que me corten  el servicio.

Hasta ahora hicimos referencia a las barreras espirituales, pero también están las físicas, observadas en la disposición de  las aulas, ubicación y tipos de pupitres, salas de profesores,  organización de oficinas e iluminación, diseño confuso de  formularios y de circuitos administrativos, etc.

 

  1. Derribar las barreras que impiden el sentimiento de orgullo que produce un trabajo bien hecho.

La gente quiere hacer bien su trabajo, los alumnos también desean naturalmente saber, nadie se siente bien cuando las cosas  fallan o se no pueden hacer. Con pocas excepciones, somos  mental, emocional y físicamente aptos. Tenemos un propósito firme  y estamos ansiosos de lograr el máximo rendimiento, si somos  orientados con acierto.

Muchas veces las orientaciones de los directivos han sido equivocadas, los medio han fallado o ha faltado material, por lo que es  imprescindible remover estas barreras.

Se acusa frecuentemente a los alumnos de no querer estudiar, pero son los planes de estudio vigentes, los métodos didácticos y la poca exigencia empleada por el docente lo que favorece  principalmente en los alumnos la indiferencia y el desgano. Ningún estudiante se siente orgulloso si aprueba una materia sin  esfuerzo, sino ha aprendido nada en un año. La juventud exige que  le exijan.

Derribar las barreras también, es lograr que la gente no sea obligada a aplicar programas en cuyo diseño no tuvo parte y con  los cuales puede estar en desacuerdo. Su trabajo, de esta forma, es tratado con indiferencia y sin uniformidad, lo que impacta en la calidad final de la enseñanza, que los alumnos perciben claramente.

 

  1. Establecer un vigoroso programa de educación y de reentrenamiento.

Tanto la dirección académica como la administrativa y todo  el personal, incluyendo a los alumnos, deben ser entrenados en el  trabajo en equipo.

Los docentes deben recibir periódicamente cursos y  seminarios que provean a su actualización pedagógica y profesional, como así también al empleo de aquellas herramientas tecnológicas como el uso  inteligente de la computadora y dispositivos móviles, y las aplicaciones y herramientas informáticas disponibles para utilizarse durante el proceso educativo. Estas actividades no deben ser de carácter extraordinario, sino que deben estar previstas regularmente dentro de la currícula, en desarrollo  del año.

Cuando han pasado tantos años de incomunicación, de mal  trato, es difícil lograr la transformación propuesta, aunque tengamos gente buena en la organización, estamos nadando contra  la corriente… Y más se hace necesario poner en  funcionamiento un plan de educación y reentrenamiento, que permita lograr los objetivos de calidad y servicio que nos  proponemos.

 

  1. Instituir el liderazgo

Formar dirigentes… Nos hemos olvidado de hacerlo… Pero cada vez que algo falla a todo nivel, suspiramos por la tan necesaria “clase dirigente\”. Para formar dirigentes primero hay que tenerlos. Tenerlos en los directivos, en los docentes, en el personal. La tarea de formar  lideres no se basa tanto en un programa de estudio, ni en un  libro, sino fundamentalmente en crear una actitud mental y una forma de actuar ante la vida.

Cuando se produce una situación la pregunta inmediata que se  hace la gente es ‘¿Alguien va a hacer algo al respecto?’. La reacción espontánea del líder es: \”¿Qué puedo hacer yo ante esta situación?\”. Es fundamental instituir el liderazgo, comenzando por la dirección, pero  también llegando a los alumnos, incluso con instancias de educación para emprendedores. No hay aptitud que tenga mayor salida laboral, que el espíritu cultivado en conocimientos, cuente con la presencia de ánimo y el fuego interior para salir adelante.

Ejercer el liderazgo es tarea primordial de la dirección. Ella es quien debe descubrir lo que impide a sus docentes estar orgullosos de su trabajo. Los docentes lo saben: énfasis en lo económico, mala paga, no escuchar sus sugerencias, falta de  elementos, deterioro de aulas, etc. Lo docentes a su vez deben descubrir las razones porque los alumnos no rinden lo suficiente, no leen, no estudian, etc. Ellos también saben algo de esto: programas desactualizados, fallas didácticas, falta de elementos, etc.

La tarea del líder en cualquier nivel es guiar, ayudar a la gente a realizar mejor sus actividades.

La mayor parte de los problemas de negligencia y falta de dedicación a las tareas, es consecuencia de una equivocación en  los puestos de trabajo asignados o también de una dirección deficiente.

 

  1. Desterrar el centralismo

La autoridad que no delega, es esclava de sí misma. La vida es mucho más fácil si compartimos la responsabilidad. La gente, los profesionales que nos rodean, saben más de lo que creemos. Uno puede escuchar lo que cada miembro del equipo tiene que decir… Y a su vez dedicarle concentración y foco para planificar, ordenar y  dirigir.

Descentralizar, delegar es un riesgo y no es fácil. Está  vinculado a la generación y selección de dirigentes, a la confianza en la gente, y a la humildad personal de reconocernos falibles y esto último suele ser -perdón- lo más difícil.

Desterrar el centralismo es equivalente a mirar a largo  plazo, a compartir el poder, los derechos y responsabilidades. Es, sin duda, uno de los puntos que más compromete el futuro y la calidad de la organización, donde termina \”el kiosco\” y comienza \”la institución\”.

Es necesario plantearse que si toda esa gente es adulta como yo. Si les hago sentir que tengo todas las respuestas, entonces nunca aprenderán a pensar por su cuenta. Siempre acudirán a mí. La gente es el recurso más formidable.

 

  1. Instituir un sistema educativo preventivo y no represivo  (siguiendo la inspiración de Don Bosco)

El sistema represivo consiste en hacer conocer los reglamentos a los alumnos y luego velar para descubrir a sus  violadores, y aplicarles toda vez que el caso lo requiera, el  castigo merecido

Diverso y casi diametralmente opuesto, es el sistema preventivo. Consiste en hacer conocer las prescripciones y los reglamentos de un instituto, y luego procurar que la mirada  del director o del docente pasee, por decirlo así, de continuo sobre los alumnos; hablarles como padres afectuosos, servirles de  guía en toda circunstancia; aconsejarlos y corregirlos, en una  palabra, poner a los alumnos en la imposibilidad moral de cometer faltas.

El sistema represivo mide y controla quien se va de los límites, quien transgrede las normas.

El preventivo conquista la amistad del alumno y lo trata de tal manera que el educador podrá  siempre hablarle en el lenguaje del corazón, durante el tiempo de  los estudios y después de ellos. Este sistema tiende a erradicar los castigos aun los leves, porque disminuye las faltas, aun las  leves.

 

  1. Tomar medidas para lograr la transformación.

La dirección debe organizarse como equipo para poner en marcha todos los puntos anteriores. Es necesario trazar un plan que permita de modo ordenado alcanzar la meta de calidad pensada.

No es una tarea de una sola persona, tampoco de una multitud. El  equipo inicial debe conformarse principalmente con aquellos que  tienen funciones de dirección y están animados de un deseo serio: lograr la transformación. El plan debe ir abarcando  paulatinamente a toda la organización, incluida la administración.

 

 

Fuentes: